Emily Dickinson
Al morirme, una mosca oí zumbar;
había en la estancia una calma
parecida al sosiego
del aire entre un jadeo de borrasca.
Unos ojos sin lágrimas en torno;
y todos contenían el aliento
para el último asalto, cuando el Rey
ya está en el aposento.
Al morirme, una mosca oí zumbar;
había en la estancia una calma
parecida al sosiego
del aire entre un jadeo de borrasca.
Unos ojos sin lágrimas en torno;
y todos contenían el aliento
para el último asalto, cuando el Rey
ya está en el aposento.
( Al morirme una mosca oí zumbar)
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